El ejemplo legitima y refuerza

…Un camino para una buena dirección

Primero es importante destacar que la ejemplaridad no pertenece a nadie, a ningún cargo o rol. Las personas con responsabilidad, saben que su mejor aliado es el ejemplo.

Nuestro ejemplo impacta positiva o negativamente en las personas de nuestro entorno. Si nuestro discurso es coherente a nuestra conducta, (y esta es positiva), mostraremos un camino a seguir, si no lo es, las palabras caerán en el vacío.

Como padres, maestros, mentores, compañeros, vecinos, colegas,…ciudadanos/as del mundo, todos podemos influir, todos influimos con nuestra conducta, en nuestro entorno. En función de cómo actuemos, causaremos atracción, indiferencia o repulsión.

Y aquí nos encontramos con una paradoja, si actuamos mal, causamos repulsión en los demás, que de manera directa generan buena conciencia (yo podría actuar así de mal y no lo hago). Y al revés, si nuestro ejemplo es positivo, generamos atracción, y mala conciencia en quién nos observa (mira que bien que actúa esta persona,…).

A medida que pasan los años vamos conformando unas características, hábitos, costumbres y modos de actuar, y de manera consciente, pero también inconsciente, nos fijamos en esas personas que con su ejemplo se convierten en nuestros modelos, por los que sentimos atracción.

Vale la pena preguntarnos qué ejemplo queremos seguir,… y qué ejemplo queremos dar.

El ejemplo es diferente a la ejemplaridad, dar ejemplo nos muestra como se hacen las cosas, la ejemplaridad muestra cómo han de ser.

Alberto Arqued

Ceo & Founder sede21