EL VALOR DE LAS EMPRESAS

En cualquier proyecto empresarial, es clave tener presente unos indicadores cuantitativos que nos ayuden a entender la viabilidad económica del mismo.

Indicadores clásicos como el «punto de equilibrio», el EBITDA, ratio de liquidez, ROI,… pueden ayudar a hacernos una idea del valor de la empresa.

Esta afirmación es cierta en parte. Unos indicadores cuantitativos, pueden dar una idea de la «salud o fortaleza» en términos económicos, y siendo necesarios, no deben ser los únicos, no son suficientes. Hace falta algo más.

El valor de la empresa también debe venir determinado por los valores de las personas que la conforman. Los valores identifican unos patrones de conducta, una razón de ser y de hacer,  que facilitan una buena convivencia y relación entre las personas. Si se arraigan de manera coherente y auténtica, ese proyecto será más fuerte, y esa historia,  formará parte positiva de la memoria, en el corazón de las personas y la sociedad.

Los valores de una empresa también pueden y deben ser cualitativos, como por ejemplo:

  • Tolerancia
  • Solidaridad
  • Respeto mutuo
  • Capacidad de escuchar y de servicio
  • Gratitud
  • Comprensión
  • Dedicación
  • Delicadeza,…

Los valores no se enseñan, se viven, predicando con el ejemplo. 

Y aquí aparece la virtud, como encarnación y adquisición de un valor, convertido a través del esfuerzo y sacrificio en hábito de vida.

Deseamos que nuestra organización sea coherente practicando unos valores determinados, ¿cual es nuestra visión?

Las personas, con unos objetivos comunes, deben saber “ver” más allá de las funciones “mecanicistas” propias de su puesto.

Desde este blog, propongo analizar “la visión” de una manera diferente, complementaria y necesaria, que sería como sigue, una vez hemos analizado hacia donde desea ir la empresa:

  1. Donde estoy yo  y donde quiero estar
  2. Qué hago y qué deseo hacer
  3. Cómo estoy y cómo quiero estar en el futuro
  4. Cómo me relaciono y cómo deseo hacerlo

Realizar este ejercicio es básico, independientemente del rol que se ejerza en la organización.

Para que una VISIÓN sea compartida y asumida, ayudando a alinear esfuerzos, a promover la cooperación y la comunicación, debe contemplar el desarrollo de las personas, a la vez que el de la organización. El desarrollo, muchas veces requiere esfuerzos, incluso sacrificios, pero a la larga el ROI es superior a no haberlo realizado.

¿Es tu empresa virtuosa?, el camino es largo y se construye a lo largo de la vida laboral,…

¿Que huella queremos dejar? ¿Cómo queremos ser recordados?

Alberto Arqued

CEO & Founder

Sede XXI, Search & Development