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Vivimos en un marco en el que todo cambia a un ritmo vertiginoso: personas, organizaciones, infraestructuras, mercados, relaciones y flujos de comunicación. Pero, a pasar de ello, muchas son las organizaciones que continúan utilizando las mismas herramientas y medidas que se utilizaban hace dos décadas. y, con ellas, será muy complicado afrontar los nuevos retos.

Se torna, pues, imprescindible innovar en todos los ámbitos, también en la gestión de las personas, con el objetivo de acelerar la evolución de los procesos de gestión, y de las prácticas que definirán el éxito competitivo.

Pero, ¿en qué consiste exactamente?, ¿qué aporta a las organizaciones?, ¿quién debe liderar los cambios?

Aunque en las últimas décadas se ha venido dando cierta importancia al concepto de innovación: en el desarrollo industrial, la creatividad, su relación con la competitividad… Sin embargo, no se ha tenido tan en cuenta en un aspecto hoy fundamental: cómo se inventan, desarrollan y mejoran los procesos de gestión.

Muchas empresas han integrado sus propios procesos de innovación en los productos o servicios que ofrecen. Sin embargo, hoy,  la innovación en los modelos de gestión suele ser consecuencia de problemas concretos o mal funcionamiento operativo. Y lo cierto es que no es tan habitual encontrar una compañía que cuente con un proceso específico para innovar en sus prácticas de gestión.

Motivos para cuestionar el modelo de gestión de la era industrial

  • Las nuevas tecnologías y la web 2.0 nos brindan un sinfín de nuevas oportunidades de colaboración masivas.
  • La aparición, propiciada por la parición y auge de los medios sociales, de nuevas estructuras de creación de valor.
  • Los nuevos modelos de negocio emergentes creados en la nueva economía global en red.

Los grandes retos a superar en la innovación de la gestión

  1. Superar esa barrera que impide hacer algo diferente a lo que se ha venido haciendo. El clásico «renovarse para evitar morir en el intento». Apostar por una mayor flexibilidad en este sentido.
  2. Aliarse a la cultura del cambio. Una organización no predispuesta al cambio es una organización con un ambiente hostil para la tan necesaria innovación.
  3. Entender y asumir que las organizaciones las componen las personas. Por lo que uno de los grandes esfuerzos debe estar enfocado en lograr que las personas den lo mejor de sí mismas, en que aumente el grado de compromiso de los colaboradores y estén dispuestos e interesados en dar lo mejor de sí mismos.