La instalación del Ceo

ceo

1 En la ordenación del abad siempre ha de seguirse como norma que sea instituido aquel a quien toda la comunidad unánimemente elija inspirada por el temor de Dios, o bien una parte de la comunidad, aunque pequeña, pero con un criterio más recto. 2 La elección se hará teniendo en cuenta los méritos de vida y la prudencia de doctrina del que ha de ser instituido, aunque sea el último por su precedencia en el orden de la comunidad. La instalación del abad RB Cap LXIV

¿Cómo se escoge al máximo responsable de una organización? Independientemente de cómo se haya llegado a ocupar esa posición de máxima responsabilidad, el Presidente, CEO, DG,… puede diseñar y prever el sistema que determinará su sucesión en el cargo.

En la cultura occidental, está muy extendida la idea de que para tener éxito hay que promocionar en la jerarquía y asumir posiciones de poder.

Tenemos la falsa creencia de que para realizarse profesionalmente, hay que conseguir “ascender”. Bajo esta concepción, se dan varios escenarios, entre otros:

  1. La persona trabaja duro, asumiendo retos cada vez de mayor incidencia en el devenir de la empresa,… hasta alcanzar “su techo”.
  2. O bien la persona se estanca y acomoda en su zona de confort, habiendo alcanzado su nivel de “incompetencia”.

En ambos casos, el valor está vinculado a la aportación, directa o indirecta, de la persona, a la cuenta de resultados.

Esta visión proviene de una concepción mecanicista, siendo el premio que la persona consigue, mayor poder y bienes materiales.

Muchos ejecutivos se dan cuenta de que todo aquello por lo que han luchado, no les hace felices, se dan cuenta, de que hace falta algo más.

Si la instalación del CEO, se hace de forma consensuada por los demás miembros, la persona escogida,  percibirá la gran responsabilidad, la enorme misión que su cargo conlleva.

La veteranía puede ser un grado, aunque también una persona con menor trayectoria pero méritos suficientes, puede ejercer esa función de forma igualmente digna.

Tras miles de entrevistas de trabajo y analizando las respuestas a la pregunta:” ¿Qué tal eran tus jefes, cómo los describirías?”, las respuestas se podían englobar en dos bloques:

  • Aquellos Jefes que actuaban con ánimo de ayudar a la persona, en paralelo a la consecución de unos objetivos cuantitativos.
  • En el otro bloque, donde encajaban la mayoría, a aquellos que transmitían como principal objetivo, la consecución de unos “hitos” empresariales.

Es importante reflexionar sobre que se espera de la persona responsable de la empresa, del departamento,… ¿qué esperamos nosotros de nuestros jefes? ¿Cómo queremos ser recordados?, ¿qué es lo verdaderamente importante?

El valor de la veteranía

El valor de la veteranía 1 Si algún hermano recalcitrante, o desobediente, o soberbio, o murmurador, o infractor en algo de la santa regla y de los preceptos de los ancianos demostrara con ello una actitud despectiva, 2 siguiendo el mandato del Señor, sea amonestado por sus ancianos por primera y segunda vez. 3 Y, si no se corrigiere, se le reprenderá públicamente”. RB Cap. XXIII

El valor de la veteranía 1 Si algún hermano recalcitrante, o desobediente, o soberbio, o murmurador, o infractor en algo de la santa regla y de los preceptos de los ancianos demostrara con ello una actitud despectiva, 2 siguiendo el mandato del Señor, sea amonestado por sus ancianos por primera y segunda vez. 3 Y, si no se corrigiere, se le reprenderá públicamente”. RB Cap. XXIII

Vivimos en una sociedad materialista, individualista y extremadamente competitiva y acelerada, donde no se aprecia el valor de la veteranía.

En esta sociedad se antepone:

  • la estética superficial,  a la belleza interior
  • la opulencia,  a la austeridad
  • la rapidez,  al ritmo natural

Las personas que aportan veteranía son de gran valor en la organización. Son un fiel reflejo de qué es lo importante en esa empresa, colectivo o grupo.

La manera en que las personas veteranas, son tratadas, refleja los valores de esa organización. Se podría extrapolar a nivel familiar y social.

En el anterior post, comentaba dos formas opuestas de concebir a las personas veteranas:

  1. Esas personas son consideradas un lastre, un problema,…
  2. o bien, esas personas son apreciadas, tienen ascendecencia y autoridad «real».

Conozco muchas empresas y en todas, puede palparse una de las dos posturas y concepciones ante  la “veteranía”.

Estudiando las organizaciones que aprecian el valor de la veteranía, he identificado unos aspectos clave comunes a todas ellas:.

  1. Tienen una visión humanista, no mecanicista de las personas
  2. El sistema, común a todos los integrantes, es exigente, requiere concentración, dedicación, es fuerzo, sacrificio, humildad, disciplina, obediencia.
  3. Desde la gerencia, priva el respeto, el aprecio, la colaboración, se trabaja desde el ejemplo, con ánimo de procurar el desarrollo individual y el colectivo.
  4. Se explicita el valor de la persona veterana, como maestro y mentor, como figuras «garantes» de la razón de ser de la organización, para conseguir la empresa cómún.

No todas las personas encajan en esa organización, algunas no resisten el nivel de exigencia y abandonan, otras no pasan el periodo de postulación.

Las que se integran y consolidan, forman parte de un equipo, comunidad, grupo u organización, en la que todos sus miembros tienen orgullo de pertenencia, elevado compromiso e implicación.

Alberto Arqued

Socio y Fundador SEDE XXI – Search & Development

Veteranía

1 Dentro del monasterio conserve cada cual su puesto con arreglo a la fecha de su entrada en la vida monástica o según lo determine el mérito de su vida por decisión del abad. RB Cap LXIII

1 Dentro del monasterio conserve cada cual su puesto con arreglo a la fecha de su entrada en la vida monástica o según lo determine el mérito de su vida por decisión del abad. RB Cap LXIII

 

La “veteranía”, lo es de forma relativa, pues necesita de otro agente para serlo. El atributo de “veterano/a” hace referencia al mayor tiempo que lleva una persona en un sitio, sector, ejerciendo un rol,… respecto a otras.

Establecemos una relación directamente proporcional entre edad y veteranía, y es un error, pues no tiene por qué ser así. Un joven que lleve en la empresa, más años que otra persona más mayor, es más “veterano” que este último, en la organización.

 

Es con el paso de los años, si la persona continua en la organización,  que se da la coincidencia de veteranía y edad. En nuestra sociedad  y debido a factores culturales y legislativos, podemos observar dos posturas opuestas en la figura del  “veterano/a”:

  1. Los veteranos ostentan un poder casi absoluto en su área de actividad, defendiendo su parcela de poder, información e influencia.
  2. Por otro lado observamos personas “veteranas” desplazadas, denostadas y apartadas.

Ambos casos, provienen de una concepción mecanicista del ser humano, que se incorpora a una organización y debe luchar por unos recursos limitados.

Su promoción dependerá de las “plazas” que queden libres, la información es poder, las personas una amenaza para  el status y zona de confort.

 

Hay organizaciones donde la persona que posee veteranía, es apreciada y respetada. Independientemente del cargo que pueda ocupar, su atributo de veteranía, le otorga una ascendencia y valor fuera de toda duda. Entre sus funciones destacan:

  1. Formar parte del “consejo”, órgano de apoyo consultivo a la gerencia.
  2. Maestro, referente, mentor de aquellos que llevan poco tiempo en la “casa”,  han pasado por situaciones similares en el pasado. Conocen la cultura, los valores las reglas de la casa.

 

Es importante reflexionar como concebimos a las personas veteranas en nuestra organización y también como se conducen.

La veteranía es vital para transmitir la cultura y los valores, para fortalecer y hacer perdurable la organización.

 

Alberto Arqued

Ceo & Founder Sede21, Search & Development

FARO Y MOTOR

FARO Y GUIA

“sobre el Abad… sepa que más le corresponde servir que presidir. 9  por tanto, que conozca perfectamente la ley divina, para que sepa y tenga dónde sacar cosas nuevas y viejas; que sea desinteresado, sobrio, misericordioso, 10 y «haga prevalecer siempre la misericordia sobre el rigor de la justicia», para que a él le traten la misma manera. 11 Aborrezca los vicios, pero ame a los hermanos”.  RB Cap. LXIV

Cuando nos planteamos cual es nuestra misión en la vida, vemos que lo importante, lo que va a dar sentido a nuestra existencia, poco o nada tiene nada que ver con los objetivos profesionales, ingresos, rol profesional, que son un medio al servicio de nuestra principal misión.

A la hora de analizar el grado de coherencia de esa “declaración de nuestro ideal” respecto nuestra actuación, quizás observemos que el grado de coherencia, no es el deseable.

Por tanto, aquello a que dedicamos más tiempo, atención  y energía, es nuestro faro y motor, que quizás no es lo que realmente deseamos que fuese. Empezamos a intuir que todo lo que esta  sociedad materialista y mercantilista nos ofrece, no nos hace “realmente” felices.

Al parar y reflexionar sobre ¿qué me guía y motiva?, ¿qué me debería guiar y motivar?, ¿cómo deseamos ser recordados?  mi misión, y sobre cómo ser coherentes a la misma, nos encontramos en una etapa de cambio, de “crisis”, de estar “fuera de nuestra zona de confort”.

Esto, que es algo tan saludable y útil para nuestra existencia, VITAL si tenemos responsabilidades con otras personas, es un tema «tabú», parece que está mal visto socialmente.

Se convierte en una carga que llevamos en solitario, en “secreto”, cuesta hablar de estas cosas. Y es que ni en la escuela, ni en las universidades ni escuelas de negocio, se nos enseña a lidiar con estos temas.

Existen un sinfín de herramientas, metodologías,… es necesario buscar ese faro, ese motor. Y es aquí donde si buscamos, encontramos esas figuras que “marcan” nuestras vidas.

Características de ese faro y motor:

  1. Acoger, escuchar, reconfortar
  2. Aceptar, comprender, sugerir
  3. Interpelar, exhortar, animar e inspirar
  4. Corregir, enseñar, guiar, reforzar, confiar

Estas personas  que llegan a ser nuestro faro y motor, son difíciles de encontrar, están ahí, siempre han estado y estarán, pero hay que saber encontrarlas.

Hay que tener la capacidad de “ver” con otro prisma, desterrar los “falsos ídolos” y referentes que hasta entonces nos habían guiado y buscar y apreciar lo verdaderamente importante en nuestra vida y para nuestra vida.

El sábado 26 de noviembre  nos dejó el P. Salvador Plans, Monje de Montserrat. Faro y motor. Gracias por haberme acompañado.