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LIDERAR EN TIEMPOS DIFICILES

Conectar para liderar

Sacrificarse

 

Estos dias en que se celebra la Semana Santa, es un buen momento para reflexionar sobre la figura del LÍDER.

Conectar para liderar. Ya puedes tener toda la formación del mundo, y conseguir los mejores indicadores financieros, sólo con eso, podrás dirigir, por el poder cohercitivo de tu cargo.

Liderar, supone conectar con las personas, pero no como objetivo en sí, sino como una consecuencia. En este primer punto, ya podemos constatar que muchas personas que ocupan posiciones de responabilidad, y tienen problemas con ciertos miembros de sus equipos, desean una intervención a la carta para solucionar esos problemas relacionales y/o de comunicación.

Por supuesto se pueden diseñar programas que mejoran la comunicación, sin embargo, al cabo del tiempo, más pronto que tarde, se vuelve a las andadas.

Esto evidencia varios aspectos a tener en cuenta para poder LIDERAR:

  1. Liderar requiere conectar con la persona, desde el respeto, la dignidad y la igualdad como seres humanos.
  2. Liderar requiere mirarse a uno mismo y poder aceptar las propias limitaciones y dificultades de saber conectar con ciertas personas.
  3. Es sentir y pensar desde la humildad, preservando la dignidad de los demás.
  4. Conectar con las personas, significa poder mirar a los ojos, no juzgarla (al menos de momento) y aceptar la responsabilidad en la iniciativa para recuperar una buena relación, esforzarse por comprenderla.
  5. Liderar requiere trabajar para revertir determinadas relaciones, con sensibilidad, honestidad, firmeza, generosidad, confianza y esperanza.
  6. Liderar requiere predicar con el ejemplo, exponerse, avanzarse, servir de guía.
  7. En tiempos difíciles, en que la crisis y  problemas económicos, pueden  provocar actuaciones desesperadas, liderar también supone saber enfrentarse a propuestas injustas, prescritas desde el poder (sea este un consejo de administración, la propiedad, un comité de empresa, un lobby interno,…), aunque ello pueda suponer inmolarse o hacerse el harakiri…
  8. Obviamente quien lidera debe tomar decisiones que a veces no son populares, pero pueden tomarse minimizando el impacto, y haciéndolo de la mejor manera posible.
  9. Trabajar por el bien común, que no es lo mismo que hacer lo que pide la mayoría, intentar determinar lo que es justo, y la verdad, separándolo de las voluntades de diferentes partes (grupos de interés).
  10. Ser coherente a la norma establecida y a las consecuencias de su incumplimiento, ayudando de manera preventiva.

Qué difícil y que carga supone liderar, requiere esfuerzo, preparación, sacrificio, atención al detalle, estabilidad, humildad, aceptación, conectar, ayudar, pedir ayuda, exigir, corregir, perdonar, apoyar, castigar, confiar, esperar, avisar, animar,…

Es por ello que las personas que tienen personas a cargo, deben de manera periódica, parar, alejarse del ruido, desconectar para conectar, cargar pilas, física, mental y espiritualmente.

Y por cierto, toda persona que se relaciona con otra persona, independientemente de su rol profesional, tiene la capacidad de liderar esa relación.

Ahora te invito a que vuelvas a leer el texto, pero no focalizándolo en la figura del (o la)  «lider» jefe, sino en la figura del «lide» subordinado. También está en sus manos y es su responsabilidad, simepre que la persona que ostenta un cargo superior, haga su parte.

 

http://www.sede21.com  20 años trabajando con buenas personas, ayudando a conseguir los objetivos empresariales, a través de la selección y el desarrollo.

 

colaboracion_vs_competencia
Las empresas están formadas de personas. Y lo que buscan las organizaciones es que esas personas formen equipos alineados que permitan alcanzar los objetivos.
Parece fácil, pero no siempre lo es tanto… Una de las claves para ello es la comunicación efectiva y fluida entre los componentes, pero además es importante un buen ambiente de trabajo y voluntad de colaboración.

Ahora bien, ¿qué diferencia a un equipo de trabajo tradicional de un equipo de alto desempeño?

Antes de entrar en materia, hemos de destacar que esas diferencias entre un tipo de equipo y otro, se hacen más evidentes cuando la organización comienza a crecer. Es un clásico y habitual que empresas pequeñas han experimentado un crecimiento y, de repente, se vuelven más complejas. Aparecen por necesidad nuevos colaboradores, nuevas metodologías, nuevos procesos y procedimientos… La clave radica en cómo se afrontan esos cambios, porque de no hacerlo de la manera adecuada, se pueden ver afectada la productividad.

Cuando estamos ante una empresa que responde a las características anteriores, un buen ejemplo pueden ser las actuales startups, muchas de ellas se ven envueltas en una ambiente de trabajo desmejorado al crecer. Si observamos un poco podemos ver:

  1. La motivación está claramente tocada, así como el sentido de pertenencia y el compromiso de los miembros del equipo; e irremediablemente, esto afecta de manera directa la productividad y a la consecución de objetivos.
  2. Esconde cierto caos la definición de normas a seguir o la manera en la que se toman las decisiones.
  3. Los roles de los integrantes del equipo no están bien definidos, claros. En algunos casos podemos encontrarnos incluso roles que van cambiando, tratando.
  4. Lo miembros del equipo no s sienten identificados con los valores o los objetivos de la organización o del proyecto en concreto en el que colaboran.

Nada de lo anterior sucede cuando estamos frente a un equipo de alto desempeño. En este caso hablamos de:

  1. Equipos altamente comprometidos con los objetivos de la compañía.
  2. Equipos en los que cada uno de los miembros o colaboradores sabe y tiene muy claro cuál es su rol. Pero van más allá, estimulando y potenciando el rol del líder y fomentando otro tipo de liderazgos, alternativos quizá.
  3. Existen relaciones interpersonales entre los componentes del equipo en positivo, afectivas y cordiales.
  4. Se han preestablecido pautas para la toma de decisiones, se han previsto situaciones posibles y se han desarrollado también métodos de actuación ante aquello que se pueda presentar.